En plena época franquista, el 1 de noviembre de 1965, la recién creada Gerediaga Elkartea inauguraba la primera Feria del Libro y Disco Vasco en Durango en el pórtico de Santa María de Uribarri, donde se organizó hasta 1974. Unos meses antes, un grupo de hombres y mujeres, entre los que se encontraban Lizundia, Concepción Astola y Leopoldo Zugaza se reunieron para estudiar la posibilidad de crear una asociación cultural, al haberse aprobado una nueva ley de asociaciones (una pequeña apertura del franquismo). Así y todo, el gobernador civil tardó un año en darles el reconocimiento oficial. Como anécdota de aquella primera edición, recordaban sus organizadores que cuando llegaron a la basílica se encontraron con que un funcionario franquista les había llenado el pórtico de banderas españolas. Desde entonces, la Azoka ha sabido actualizarse, al igual que la propia sociedad vasca. Como dijo el lehendakari Imanol Pradales durante la inauguración de esta 59ª edición, aquellos pioneros fundadores de la Azoka no se podían imaginar hasta dónde iba a llegar aquella iniciativa. Hoy, la cita de la cultura vasca entra en su ecuador y lo hace reivindicando su sitio y demostrando que goza de muy buena salud, a través de un escaparate privilegiado con más de 1.000 obras en formato libro o disco. A punto de cumplir 60 años, Durangoko Azoka no es sólo una tienda, es un universo y estallido de creatividad.

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