Desde el pasado mes de mayo, cuando Juan Ignacio Vidarte anunció que abandonaba la dirección del Guggenheim Bilbao, se han escuchado decenas de quinielas sobre quién podría ser su sucesor o sucesora. Y, al final, todas han derivado en el mismo nombre: Miren Arzalluz era la mejor candidata para capitanear el futuro del museo bilbaino. Su perfil internacional y su compromiso con la cultura vasca es indiscutible, tan solo ha habido una nota discordante del PP que ha politizado el nombramiento en lugar de estudiar detenidamente el curriculum de Arzalluz. La historiadora del arte asumirá el cargo el 1 de abril de 2025, culminando un proceso de selección internacional que buscaba un perfil innovador y comprometido para liderar la próxima fase del museo. Pero si ha habido algo que sorprende en el proceso para elegir a la nueva dirección, es el gran número de candidatos y candidatas procedentes de todas las partes del planeta dispuestos a abandonar sus trabajos en diferentes museos del mundo y a trasladarse a la capital vizcaina atraídos por el imán del edificio de titanio. La empresa Antonia Josten, de Berlín, ha seleccionado y entrevistado a 79 expertos, de los cuales 25 eran extranjeros, 18 vascos y 36 del resto del Estado español. Veintisiete años después de que el Guggenheim abriera sus puertas, Bilbao sigue manteniendo su tirón inicial.

mredondo@deia.eus