Escuchados a los actuales máximos representantes de Sumar, excepto a su coordinadora general más allá de frases hechas, quedan sin despejar muchas dudas sobre el ‘caso Errejón’. Por ejemplo, desde cuándo se sabía que su ex portavoz parlamentario tenía comportamientos machistas en sus relaciones afectivas y que los mismos habían derivado en presuntas agresiones sexuales. Sumar debe muchas más explicaciones a la opinión pública más allá de asumir que les han fallado los mecanismos de detección y prevención. Eso está claro. Lo demás, de momento, siguen siendo sombras.
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