Reconozco que nunca había ido a un cementerio. Me daba miedo. Para mí no era un lugar para hablar con esas personas que ya no nos acompañan. La primera vez, de hecho, fue por trabajo. El gerente de Bilbao Zerbitzuak, José Antonio, me enseñó con tanta pasión como conocimiento la historia de Bilbao a través de esa ciudad que habita en Derio. Lo hizo con tanta naturalidad que de pronto el cementerio pasó para mí a ser un lugar donde resolver las dudas históricas de la ciudad. Conocer sobre los que en otro tiempo tuvieron una vida que nombrar en la villa y mucho más. José Antonio, apoyado por la concejala de Salud entonces, Yolanda Díez, abrieron las puertas para que ese magnífico entorno supusiera un lazo entre los muertos y los vivos sin dramatismo, con serenidad. Así, se iniciaron primero los conciertos del Día de Todos Los Santos, a los que siguieron después los conciertos el Día de la Madre, otros en septiembre, las visitas teatralizadas, los libros con la flora y fauna. Ahora, el nuevo concejal esta legislatura, Álvaro Pérez, ha dado un paso más con la celebración del I Concurso de Cortometrajes del Cementerio de Bilbao. Un total de 15 cortos se han presentado a este certamen, que tenía como objetivo “retratar en un clip audiovisual la riqueza cultural y patrimonial”. Nunca hubiera pensado que vería el cementerio con los ojos con los que lo veo ahora. De cine.