Bilbao ha iniciado su temporada veraniega sin piscinas en los polideportivos. La ausencia del servicio se presenta en las piletas a cubierto y en las exteriores, las cuales tendrían que hervir de actividad desde el pasado 1 de junio.
Una huelga convocada por el sindicato ELA entre socorristas, monitores y personal de control de las aguas está demostrando cómo servicios municipales que creemos banales no lo son tanto. La oferta paralizada esta implicando que los variados cursillos acuáticos, por los que hay verdaderas peleas para apuntarse, no se estén impartiendo. Y justo ha coincidido todo con el final del curso lectivo con lo que los abonados que han pagado no han podido culminar su actividad.
Más crudo lo tienen quienes usan los vasos con agua y cloro para nadar de forma autónoma, actividad para muchos esencial a nivel de salud cuando los problemas musculares y óseos solo se mantienen controlados nadando con asiduidad. También los hay que se colocan bañador y gorro como disciplina deportiva, igual que otros practican running, pádel o futbito.
Y, finalmente, sufren los que no pueden acudir a las playas y se refrescan en las piscinas municipales. Ayer daba pena ver vacías las instalaciones de Txurdinaga, Rekalde o Artxanda, en las que niños y adolescentes son siempre protagonistas divertidos bajo el sol. Parece todo lúdico y sin importancia, pero quienes son asiduos a este servicio están que trinan. ¡Qué se solucionen rápido las reivindicaciones laborales!