LAS nuevas formas de comunicarnos han facilitado las relaciones sobre todo entre la juventud, pero en muchos casos suponen un verdadero atentado contra la gramática. A veces, porque se quiere acortar líneas. Otras, porque el corrector automático hace de las suyas y puedes estar enviando un texto en el que en lugar de poner aeropuerto de Loiu pongas Luis, por ejemplo. Al final todos sabemos lo que pasa y nos excusamos si recibimos mensajes que no hubieran pasado ni el más mínimo control de EGB. Pero también es verdad que a río revuelto, ganancia de pescadores. O dicho de otro modo, hay quien excusa su falta de conocimiento en los duendes del WhatsApp. La verdad es que no todo vale. Tengo por costumbre corregir cada mensaje de WhatsApp que recibo de mis hijos si veo que comenten alguna falta de ortografía, aun a sabiendas de que me espera el mensaje de vuelta: PESADA. Pero este todo vale llega a ámbitos en los que me parece inaudito e inaceptable. Cartas oficiales con a ver con H, comunicados de docentes con a ido, en lugar de ha ido... Recientemente en una conversación en la que salió este asunto entre gente de muchas profesiones hubo quien acabó por justificar estas erratas por el uso del euskera. Sin querer culpabilizar al idioma, solo faltaría, achacaban los errores a realizar los estudios en euskera. Yo creo que lo que falta es más lectura y más aprender gramática. El euskera no puede ser el comodín que justifique la ignorancia.