PRÁCTICAMENTE cada día, el Ayuntamiento de Bilbao emite un aviso indicando el cierre de algún espacio público para el rodaje de una película, serie de televisión o anuncio publicitario. La capital vizcaina, y también otras localidades del territorio, oferta desde el fin de la pandemia un gran menú de diferentes platós alimentados por las ventajas fiscales que supusieron en 2023 nada más y nada menos que superar el millar de días de rodaje, un 74% más que el año anterior Una actividad frenética en una industria que ve cómo no hay aquí suficientes técnicos para atender la demanda. Casi todos los camiones y vehículos estacionados en los aledaños de los set de rodaje tienen origen en Madrid, lo que delata cómo también la impedimenta para generar ilusión en las pantallas llega allende de nuestras fronteras. El atractivo fiscal no tiene que quedarse ahí. Es una oportunidad única para convertir Bizkaia, no en Hollywood, pero sí en un Cinecittà, como el que existe en las afueras de Roma. Por ese camino va la intención municipal de generar un complejo audiovisual en Punta Zorrotza, el cual no estará disponible al menos hasta 2027. Quedan unos años aún y bueno sería utilizarlos para implementar una especie de FP de cine que alumbrara trabajadores especializados en el sector. Rodar más barato, en escenarios únicos y con profesionales de altura son tres pilares que compondrían un fuerte anclaje para desarrollar una nueva industria de futuro en el territorio.