EL asunto es que lo ha vuelto a hacer. Parecía que había agotado todas sus vidas gatunas y en un ejercicio de supervivencia kamikaze, Pedropé, Perro y desde estas líneas el capitán Titán sigue flotando como un corcho en aguas turbulentas. El manual de supervivencia se ha quedado obsoleto porque lo de Sánchez ya no es sino una supervivencia pero de manual. Este hombre hubiera salido indemne del Titanic y si nos descuidamos de la cápsula que se fue a dar un garbeo para sacarse un selfi con su restos. Pedro parecía uno de ellos, ese compost político lejos de lo biodegradable que no solo aguanta, suma, llega y otro milagro vuelve a obrarse en Ferraz. Después de una legislatura con sus calamidades, unas municipales agoreras y una campaña súbita con un debate perdido sin remedio, las urnas han decidido que frente a tanto miedo, salvar al eterno soldado Sánchez no era sino salvar a un país entero. El mozo ya empieza a alcanzar la santidad a base de resurrecciones porque hasta en la tabla de Rose, previo acuerdo, el tío se hubiera agarrado necesariamente con los mismísimos caninos. El destino está de su lado y Sánchez es la representación de la España diversa y superviviente porque lo de ingobernable ya lo fue incluso con Rajoy y sus visitas al rey. Lo siguiente no será un manual sino toda una vida y obra de este sonriente cadáver que siempre saluda.

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