VAYA por delante que esta columna está escrita antes de las elecciones de ayer, sin conocer por tanto quién ganó y la suma que han alcanzando los dos bloques graníticos. Uno de los espejos del resultado electoral es la cara hoy de José Félix Tezanos, que o está en su despacho destruyendo las recetas con las que cocinaba los sondeos o recibiendo ofertas de empleo de las más prestigiosas universidades para poner en marcha una cátedra sobre el método Tezanos. Haciendo la media de las encuestas que se han publicado, me temo que a partir de hoy empieza un tira y afloja en la derecha para formar gobierno con la música de fondo del chunda-chunda del himno español. Releeré estas líneas con una sonrisa en caso contrario. Y no lo haré por militancia, sino por rechazo, primero, a lo que representan los dos partidos de la derecha del Estado y, segundo, a quienes tienen como exclusivo fin político revertir todas las leyes aprobadas por el último Ejecutivo. Se entiende que haya quien se oponga a la eutanasia, el aborto o la ley trans por los motivos que sea, pero no que las consideren una amenaza y que quieran evitar que las utilice quien las necesita. La política debe estar siempre enfocada a mejorar lo que hay, no a dar marcha atrás a los avances. ¿Se puede mejorar la gestión de gobierno de la última legislatura? Desde luego, pero los mensajes de esta campaña electoral veraniega y de chiringuito han vuelto a demostrar que cuando la derecha gobierna en España hay que ponerse en lo peor.