jAPÓN está sumido en una insólita preocupación. Y no es por la inflación, ni por la crisis climática ni la falta de relevo generacional. Ocurre que sus jóvenes beben poco alcohol y el país quiere que empinen más el codo, pero no saben cómo convencerles. Por eso han convocado el concurso de ideas Sake Viva!, para promover que la chavalería le dé al drinky y lograr revitalizar la industria de las bebidas alcohólicas, que debe estar de capa caída y con una recaudación fiscal por los suelos. ¡Hay que ver; tan zen para unas cosas y tan colgados para otras! Porque ha sido la Agencia Tributaria Nacional la que ha pedido a los ciudadanos entre 20 y 39 años propuestas para impulsar la popularidad de las bebidas espirituosas. No importa si es sake, shochu, whisky, cerveza o vino, cualquier cosa con graduación, les vale. Por favor, que no le den ideas a Díaz Ayuso que entre la libertad, y los bares, va caminito de hacer lo mismo y cualquier día les plagia. Aunque yo lo que le sugiero al gobierno nipón es que envíe a sus jóvenes a hacer un tour turístico por España. A saber; Lloret de mar, Salou, Magaluf, Ibiza y volverán siendo unos cracks conocedores de cualquier bebida, hasta del agua de los floreros. Solo les cobrarán las consumiciones a precio de oro, y quizá en la calle les roben pero, a cambio, tendrán unos borrachuzos de primera. ¡Qué sociedad tan pintoresca! Aquí eso no podría suceder nunca. Porque si beben más, salen nadando. l
clago@deia.eus