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Mesa de Redacción

Arantza Rodríguez

Una agresión y mil preguntas

DOS policías de Estepona han dejado corto a Torrente, que ya es decir. Su delito, al menos el único que ha trascendido, la agresión sexual a una joven cometida en 2018. Esto, sin duda, es lo peor, pero aún hay más. A pesar de que la Fiscalía pedía en un principio 30 años de prisión para cada acusado, ambos eludirán la cárcel a cambio de un programa de educación sexual. Esto, sin duda, es indignante, pero aún hay más. La razón de que ni siquiera se vaya a celebrar un juicio es el acuerdo alcanzado entre las partes porque, según se ha publicado, la chica no quiere revivir aquella traumática noche, ser cuestionada, ni verse inmersa en un “circo mediático”. Esto, sin duda, es entendible y da mucho que pensar. Cojan tablet y lápiz porque aquí hay preguntas para todos. ¿A dos tipos camino de los cuarenta años uniformados les da por agredir a una chica de 18 de la noche a la mañana? ¿Por qué uno no detuvo al otro? ¿Era su primer abuso? ¿Nadie detectó antes su machismo, su ineptitud para el puesto? ¿Quién garantizará que no reincidan? ¿No sería mejor que fueran reeducados sexualmente en la cárcel? ¿No deberían todas las personas recibir educación sexual antes de delinquir? ¿Por qué las víctimas tienen que seguir relatando su agresión una y otra vez? ¿Por qué no se apercibe a quienes cuestionan su relato más allá de lo razonable en un juicio? ¿Por qué hay medios que priman la audiencia a la justicia?

arodriguez@deia.eus