O creo que las declaraciones del alcalde popular de Madrid, José Luis Martínez Almeida, en las que consideraba que Almudena Grandes no merecía ser nombrada a título póstumo Hija Predilecta de la ciudad, se deban a que no le gustan sus libros. Me temo que se trata más de diferencias ideológicas y no de reconocimiento, porque a Almudena Grandes méritos no le faltan, ha sido una de las grandes de la literatura actual. Dudo que a la escritora le hubiera hecho ilusión pertenecer a esta lista en la que hasta ahora han formado parte solo dos mujeres, Fabiola de Bélgica y la condesa de Barcelona, y no por sus méritos en las ciencias, las artes o las letras, sino simplemente por formar parte de la aristocracia. Julio Iglesias y Plácido Domingo conservan también estos títulos a pesar de la presencia del primero en los Papeles de Pandora y de las acusaciones de presunto acoso sexual del segundo. Aunque es casi seguro que Almudena hubiera disfrutado al ver cómo Almeida ha tenido que comerse sus palabras y defender al final su candidatura, como una concesión al Grupo Mixto, para sacar adelante los presupuestos de Madrid de este año que, por cierto, ella jamás hubiera aprobado. Como mero canje, despreciando a la autora, que ha narrado la historia reciente desde una mirada progresista. Menos mal que los libros de Almudena Grandes quedarán; las palabras de Almeida, afortunadamente, no. ¿Quién se va a acordar de él?

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