ABIDO es que un ministerio no es para tanto. Que lo verdaderamente fastuoso de ser ministro pasa por tener una abultada agenda más que un goloso sueldo, más aún si vienes de cobrar del partido y en la cosa pública, vas y sales perdiendo. Lo del redondeo en la cuenta de la vieja vino a ser para Bárcenas otra de las recetas de su maestría de tesorero en B, que dirigía los sobres como comandas y redondeaba por arriba para aquellos flamantes ministros del aznarato. La generosidad del tesorero era tan cristiana que rozaba la caridad, ahí justo por donde entra la peste, así que un día Álvarez Cascos le instruyó sobre los complementos, que no eran pendientes ni bolsos, sino unos cuantos fajos de billetes. A ver si va a ser incompatible ser un servidor público y dar el pelotazo. Total, en el silo de mierda donde estaba instalado nadie notaría una mierda más. Y la montaña de mugre siguió creciendo hasta hoy cuando Bárcenas, año 2021, es el rey del cante jondo y todos nos preguntámos quién será ese misterioso M. Rajoy que sale en los papeles de amanuense donde el moneychefmaster anotaba toda la corrupción, cuadrante a cuadrante, lamiendo el grafito. Una cocina llena de porquería que ha terminado por desahuciar a la casa entera. Es el PP que quiere cambiar Casado, hacer desaparecer la casa sin tocar ni un mueble, no sea que el nuevo PP acabe siendo totalmente distinto al anterior.

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