ONTAGIO masivo en la Casa Blanca. En las pelis de Hollywood ya no habrá una saga de terroristas, ni comandos de Corea del Norte, ni paramilitares asaltando el búnker presidencial, habrá un virus mutante que se cuela en el despacho oval y va acabando uno a uno con todo el gabinete hasta que aparece el Gerald Butler de turno y lo achicharra. Porque esta vez ha sido un acontecimiento superpropagador, la nominación de la juez Barrett, el que ha puesto en jaque a Estados Unidos. Las escenas de este thriller han sido maravillosas. Ver en acción a esa legión de facultativos que han atendido a Trump en el Hospital Walter Reed, (que parecía que atendían a toda la Sexta Flota) han sido gloriosas. Esas explicaciones del médico oficial, Sean Conley, dignas de una comedia de culto: "¿Tuvo que recibir el presidente oxígeno el sábado?". Primero, "tengo que preguntar a las enfermeras"; después, "¿qué día fue ayer?"; y, finalmente, "sí, ayer por la mañana". Ese paseo en SUV blindado presidencial por las inmediaciones del hospital, ese confinamiento en la bestia para saludar... un decorado sublime. Los médicos diciendo que está bien, su jefe de gabinete, que está grave... un argumento lleno de intriga. Y, alrededor, todo el show para presentar a un patriota que antepone su país a su vida. Ni beber lejía es capaz de blanquearle tanto. Adivina, adivinanza... ¿campaña electoral utilizando el covid? Tiene toda la pinta.

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