L covid-19 disparó las ventas de El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez, novela dedicada al verdadero amor e inspirada en sus padres. El aislamiento social nos ha obligado a sentirlo en distintas versiones y a lamentar que no importa cuánto valores lo que tienes porque la vida elige cuándo te lo quita. Gabo se hizo eco de las palabras de Jesús de Nazaret cuando dijo que "no hay mayor amor que dar la vida por los amigos" (Juan 15:13) -no sé yo si quería igual a Judas que al resto de apóstoles o a Juan, el discípulo amado-, pero en los hogares donde la unidad familiar era eso, uno, han sido estos quienes han cultivado el amor a distancia, demostrando que hay muchas maneras de compartir la vida aunque no sea en el mismo espacio físico. El amor no es solo un truco publicitario de la industria musical. Hasta hay relaciones en las que, como procedió Jean Paul Sartre con su pareja, Simone de Beauvoir, es imprescindible no solo el amor necesario -ella- sino los amores que llamó "contingentes" y que se contaban ambos. Schopenhauer señaló que es lo que da sentido a todo, la trampa donde debemos caer, una descarga con el cuerpo anhelante y la mente al borde del abismo. Entre tantas cosas que procesaba la cabeza, en el encierro también lo ha hecho el corazón. Ignoro cuántos lazos habrá roto el virus, pero sí sé los que ha estrechado. El amor implica amistad y en la verdadera amistad se desarrolla el amor. Y hoy somos testigos.isantamaria@deia.eus