ANTABA hace un porrón de años el grupo vigués Aerolíneas Federales un estribillo que hoy parece premonitorio: Hago lo que quiero porque soy una punk. En esas estamos con las aerolíneas en estos tiempos del cólera del murciégalo. El sector ha tenido que cancelar vuelos ya contratados que afectan a millones de personas en todo el mundo -el Ministerio de Consumo estima que en el Estado español 700.000 pasajeros se han quedado en tierra-, la actividad está por debajo de mínimos y seguirá así por un buen periodo de tiempo. Es fácil entender que las perspectivas de las compañías aéreas son muy oscuras y que demanden un plan de rescate para evitar estrellarse. Ocurre, sin embargo, que están recurriendo en cierta forma a los consumidores para garantizarse un mínimo de liquidez. Afirman que devolver el dinero de los viajes que han sido cancelados supondría la quiebra del sector y giran bonos de viajes con una duración de un año a sus clientes. Básicamente ganan tiempo o lo intentan, porque dónde está escrito que dentro de un año será posible viajar a largos destinos. Ni los países ni la Unión Europea van a permitir que se desplome un sector estratégico y en breve se hará público una gran plan de rescate. Pero no se entendería una inyección de dinero público en las aerolíneas sin que ajustaran cuentas con esos pasajeros que se han quedado en tierra. Personas y familias que es posible que hoy no tengan trabajo y estén en quiebra.