NDA el respetable tan hastiado y hostiado en el kilómetro cero de la desescalada que se ha entregado a un revuelo de alcoba de la extrema derecha periodística, protagonizado por un tertuliano tradicionalista de ley y orden, Alfonso Merlos, que se ha pasado el confinamiento por el forro de sus ansiosas partes, un pseudomontajista amigo con programa agitprop en Youtube -al que acuden los Abascal, Díez y compañía para imponer su régimen-, las amantes del primero y quienes les hacen el juego en horario de máxima audiencia. El culebrón excede el affaire clásico de los sainetes de entretenimiento hasta colarse en los debates de política de altos vuelos y solo falta que le interroguen al respecto a Fernando Simón. Nadie debería sorprenderse ya de la hipocresía que desprende el sentido de la ética ultra pero llama la atención que el rojerío se haya vuelto tan moralista metiéndose en cama ajena y la salvamización de tanto progre de salón que no pierde ripio en comentar al segundo el show del facherío. En esas mesas de debate donde hay mucho maestro de oriente, que de todo sabe y de nada entiende, la izquierda, sin referentes con poso, tira de pose para elevar a los altares a sus adiestrados e impartir doctrina, aunque sus costuras no escondan el afán guerracivilista de la nueva prensa del Movimiento. Pan y circo, sin pelotas futboleras, para aderezar la tragedia de una cuarentena que será trimestre. Entre Merlos y mirlos.

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