PODRÍA tratarse de la silueta del toro de lidia o de una empresa bodeguera que pone en el mercado reconocidos licores cuyas cuñas acostumbran a estandarizar el patriarcado. Esta vez el apellido responde al aristócrata, que lo es, Norberto Juan Ortiz, alias Bertín, un truhán, como se definía en su canción más recordada, dispuesto a afirmar hace ya 34 años en De la mano de..., en TVE, que “alguna vez” se le escapó la mano y pegó a una mujer, y es que por entonces practicaba el boxeo y se ponía “violento”. Con el cambio de siglo simplemente ha edulcorado su encefalograma, que solo le da para preguntarse “dé qué se quejan” hoy en día las mujeres, en tanto que ya juegan al fútbol y hay tantas juezas como jueces. Sin ahondar, claro está, que las primeras se hallan a una distancia sideral del planeta fútbol masculino y las otras, relegadas a un segundo plano en la cúpula judicial, como se han encargado de reprochar a este bohemio comunicador, a ratos cantante orgulloso de hacer ostentación televisiva de su hogar, desde magistrados hasta colegas de oficio como Julia Otero, a quien Osborne tildó de “mamarracha”. Metido a voxero de ultraderecha, carga contra las “feminoides de pancarta y subvencionadas” al estilo abascaliano, por lo que es de agradecer que, al revés que su decadente programa, su casa no sea la nuestra. O espabila la izquierda o tendremos por Navidad al imitador de rancheras sorbiendo de lo público en la silla de la Mateo.

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