Hahblamos mucho, y con razón, de bulos y fake news, pero no tanto de titulares que, sin dejar de ser verdaderos, convierten en noticia lo que realmente no lo es. Les pongo un ejemplo reciente. Es rigurosamente cierto que el pasado miércoles el PNV secundó en Juntas Generales de Bizkaia una propuesta de resolución de EH Bildu a favor, entre otras cuestiones, del derecho a decidir, el reconocimiento de Euskadi como nación y el establecimiento de una relación bilateral con el Estado español. ¿Dónde reside la novedad del asunto? Desde luego, no en lo que he enunciado, pues ya hace unos cuantos decenios que la formación jeltzale defiende abiertamente esos planteamientos. Y ha sido así, igual con Ardanza que con Ibarretxe o con Urkullu como lehendakaris. E igual con Arzalluz, Imaz u Ortuzar como presidentes del EBB. Eso no solo está en las hemerotecas sino en la memoria, por corta que sea, de cualquier ciudadano vasco mayor de veinte años. ¿Por qué, entonces, se le concede relieve a un hecho que no supone sorpresa alguna respecto a lo conocido?
Sostengo que será por el mismo motivo que, dentro de la propia información que da lugar a estas líneas, se pasan por alto los hechos que sí suponen un cambio digno de mención. Porque si buscamos en la moción de la coalición soberanista algo que rompa con lo que durante mucho tiempo fue inmutable, lo que debemos señalar es la petición de que se cumpla un estatuto que se desdeñaba o directamente no se reconocía. O que se denuncie el recorte de un autogobierno cuya existencia también se negaba. O que se propugne la bilateralidad en la relación con España cuando se ha defendido hasta hace nada que la única vía era la unilateral. Todo eso era lo que no hacía y ahora sí hace la izquierda que hoy se titula soberanista y ayer solo abertzale. Eso es lo único reseñable junto al hecho de que Bildu vuelva a hacer bandera de un asunto que tuvo en barbecho durante las últimas campañas electorales.