ENTRE bromas y veras, siempre he defendido que Eurovisión era un gran instrumento para la resolución de conflictos. Me refería, sobre todo, al hecho constatable de que después de varias guerras atroces, la repúblicas que conformaron la antigua Yugoslavia acaban dándose mutuamente las mayores puntuaciones.

Del mismo modo, los nuevos estados surgidos tras la disolución de la URSS -en algunos casos, de forma muy traumática- también se votaban entre sí, de modo que no era extraño que Ucrania otorgara sus 12 puntos a Rusia y viceversa. Por supuesto, eso ocurría antes de la edición de 2022, cuando tras la invasión de Ucrania, los organizadores del festival prohibieron que el régimen de Putin tuvieran representación en el evento.

Fue una decisión comúnmente aceptada. Con buen criterio, la UER alegó que el veto a la participación de la televisión rusa se debía a la “violación de los valores que todo servicio público debe salvaguardar”.

‘Lluvia de octubre’

La pregunta que nos hacemos unas cuantas decenas de miles de personas es por qué no se ha aplicado ese mismo principio a la televisión estatal israelí, que cuenta la matanza de su ejército sobre la población de Gaza como si fuera la heroica respuesta a una provocación incesante de los malvados palestinos.

Realmente no hay una respuesta creíble. Las atrocidades cometidas por los respectivos países son lo de menos. Manda la geopolítica, y no hay más que hablar.

Así que esta noche, entre las 26 propuestas que serán sometidas a votación estará la canción Hurricane, defendida por la intérprete israelí Eden Golan.

La letra, mezclando inglés y hebreo, es un galimatías, supuestamente de amor, aunque plagada de lo que parecen referencias más o menos veladas a la lucha de su país (o, más bien, de su gobierno) contra los palestinos.

Y eso que es la tercera versión, después de que hasta los gerifaltes de la UER se sintieran incomodados por los textos anteriores. El primero no se cortaba en absoluto. Llevaba por título Lluvia de octubre, en referencia al mes en que se produjeron los ataques de Hamás a los que siguió la brutal respuesta de Netanyahu.

Por primera vez en varios años, está noche no veré Eurovisión.