Vicepresidenta segunda del Gobierno español, ministra de Trabajo, líder de Sumar y, según parece, presidenta del club de fans del Papa Francisco: Quién iba a sospechar que la autora del prólogo de la última versión del Manifiesto comunista de Marx y Engels dispensara una devoción tan grande al jefe de la Iglesia católica y apostólica de Roma. Dos visitas en dos años, ahí es nada, y si en la anterior salió en éxtasis, en esta, directamente ha levitado. “Es el mejor embajador del trabajo decente en el mundo”, ha dicho sobre el pontífice, al que también ha glosado con palabras rebosantes de miel como adalid de la denuncia del drama migratorio, de las guerras injustas y de la voracidad del capitalismo, amén de campeón de la defensa del medio ambiente. Ave María Purísima...