CÓMO cambia el cuento en unos pocos días. Pese a las sonrisas estratosféricas de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz cuando anunciaron hace solo una semana el acuerdo entre PSOE y Sumar, los gurús políticos y periodísticos aseguraban que todo era pose. La versión más repetida de los enterados venía a decir que los soberanistas catalanes se habían subido a los cuernos de la luna con sus peticiones y que ni siquiera un tipo al que le da igual arre que so como Sánchez estaba en disposición de satisfacer las exigencias que le llegaban de Bruselas y Barcelona. Resumiendo, elecciones el 14 de enero.

Pues, como acabamos de ver con la foto del gran fontanero de Ferraz Santos Cerdán conversando de tresillo a tresillo con Carles Puigdemont en el mismísimo Parlamento europeo, ese relato ha dado un giro de 180 grados. Ahora resulta que toda marcha como la seda. O, por lo menos, lo suficientemente bien como para que se difundan públicamente esas imágenes que van a hacer que muchos pidan el frasco de las sales y para que ambos partidos pacten un comunicado conjunto que dice que las negociaciones avanzan en la buena dirección. También mencionan que los contactos van a seguir en los próximos días, aunque el golpe de maquiavelismo definitivo sería que el anuncio se produjese justamente hoy, cuando los ojos cortesanos van a estar fijos en el sarao jurandero de la destinada a dar continuidad a la dinastía borbónica. Probablemente no esté la fruta tan madura –expresión que usó ayer Ernest Urtasun– como para marcarse semejante golpe de efecto, pero solo imaginar algunas caras si se diera el caso resulta de lo más estimulante. Menuda noche de Halloween para el ultramonte mediático y político. Pero eso no ocurrirá. Es más factible esperar a pasado mañana para anunciar el acuerdo y, en el mismo viaje, poner fecha a la investidura para el martes y el miércoles de la semana que viene.