Perfecta encarnación de la bruja Piruja de los cuentos: Qué gran retrato de sí misma volvió a ofrecernos anteayer, cuando le soltó un codazo a su propia nieta para evitar que saliera antes que usted del recinto en que se habían entregado los premios Princesa de Asturias. La joven heredera de la borbonidad se quedó con un palmo de narices, imagino que flipando a colores porque su yaya pretendiera birlarle el protagonismo de un sarao que llevaba su título. Allá ustedes con su cristos familiares, pero, con el bol de palomitas en el regazo, le confieso que no esperaba un comportamiento tan cutre de alguien que debería saber lo que son las humillaciones. Una pena, que su nuera no estuviera al quite, porque la escena habría dado la vuelta al mundo.
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