SE nos avecina Jauja, oigan. Pedro Sánchez se presentó ayer en el Congreso cual Iniesta en el anuncio de helados. ¡Venga, Kalise para todos! O sea, abonos de transporte gratis total, aumento de 100 euros mensuales en las becas, mantenimiento de los 20 céntimos por litro de combustible, y de propina, tachán-tachán, impuestos especiales a las empresas energéticas y a la banca.

¿Quién es la guapa o el guapo que dice que no a semejante desparrame? Nadie. Ni tres segundos tardó Yolanda Díaz en declararse autora intelectual de las promesas morrocotudas. Y tras ella, las fuerzas de las izquierdas soberanistas verdaderas de Baskonia y Catalunya, mientras que el PNV caminaba como el que pisa huevos sin acabar de atreverse a decir tres o cuatro cosas incómodas. Por ejemplo, que lo de los tributos a los poderosos emporios financieros, eléctricos o gasísticos va a ser muy difícil de vestir legalmente. ¿Sobre qué concepto se va a imponer la nueva tasa? Eso, sin pasar por alto lo que ya sabemos por experiencia: los paganos finales serán los consumidores.

En cuanto a la barra libre en el transporte, sonará de cine, pero es una medida que fomenta y profundiza la desigualdad como la subvención indiscriminada al carburante. No hay ninguna justicia social en regalar un servicio muy caro a quien puede pagárselo de sobra. Aparte del tantarantán a las arcas públicas, no solo no servirá para luchar contra la inflación sino que la incentivará. Claro que, con Sánchez, quién sabe. Le queda el comodín definitivo que tantas veces ha utilizado: incumplir los compromisos con una enorme sonrisa.