SÍ, es él, el escudero más fiel de Rosa de Sodupe, el que gracias a un puñadito de votos representó en el Parlamento Vasco al hoy fósil político que atendía por UPyD, siglas en las que la conjunción copulativa era lo único más o menos verdadero; ni unión, ni progreso ni mucho menos, democracia. No tengo muy claro en qué anda ahora, pero sí parece que sus obesiones son las de siempre, como prueba esta descarga en Vozpópuli: "El nacionalismo es puro racismo y pura xenofobia, la defensa de lo propio antes que de lo óptimo, lo "nuestro" antes que lo de "todos", la defensa de los privilegios de unos a costa del resto, la sustitución de la libertad individual por la identidad colectiva y el pensamiento único. Y así lo ha demostrado históricamente".