Sí, la reforma de la reforma. Ese parece ser el afán de día de la prensa de orden. Las principales cabeceras de papel coinciden en conceder al asunto un titular en primera y el correspondiente titular de acompañamiento.

"Moncloa se conforma con la abstención de PNV y ERC", porfía La Razón en primera. En el editorial, bajo el encabezado "Sánchez, entre Europa y los nacionalistas", se recuerda que el diario azulón ya advirtió de que el acuerdo era una bajada de pantalones. Eso no le impide seguir metiendo cizaña: "Mientras Unidas Podemos, como parte del Gobierno, tiene que aceptar lo que toca y asumir el desgaste, los socios parlamentarios pueden ponerse estupendos y presionar a un Ejecutivo que comprende que no puede ir más allá de lo que marcan las directrices generales de la Comisión Europea en la materia".

La misma realidad se puede contar de otra manera. ABC elige esta: "El PSOE, dispuesto a rescindir de sus socios para aprobar la reforma laboral". Para ver a dónde se quiere llegar, tenemos que mirar el editorial, titulado con un juego de palabras: "Reforma laboral, mucho mejor inocua que inicua". ¿Y cómo se consigue eso? Piensen en naranja: "Y si para ello tiene que salir con Cs, que así sea. No fue una buena idea, pero puestas así las cosas es mejor no empeorarlas".

Se olvida el portavoz de la opinión oficial del vetusto diario de un pequeño detalle: solo con Ciudadanos, no basta. Que las matemáticas no te joroben un argumento. Y eso vale también para Ignacio Camacho, que insiste en apuntar una solución en la que los números no dan: "Esta partida superflua la tiene que jugar el presidente con los compañeros de mesa que ha escogido. Y si no, que se desprenda de algún prejuicio y se acerque a Ciudadanos, que son buenos chicos y andan necesitados de cariño".

Curiosamente, El Mundo no lleva el asunto a portada, pero sí le reserva un editorial titulado "Patético mercadeo con la reforma laboral". He aquí el primer párrafo: "La capacidad de chantaje de los aliados ocasionales del Gobierno parece no tener límite, tal es la inconsistencia de un Ejecutivo que se mantiene en pie por el enfermizo afán de poder de su líder, capaz lo mismo de firmar pactos que desmiembran la equidad entre territorios que de empeñar su palabra y desdecirse de ella a las pocas horas".

También Ignacio Varela despotrica contra "los chantajistas" en la diatriba que firma en El Confidencial. Con trazo grueso, faltaría más: "Al parecer, el régimen laboral de los trabajadores de Santander, Badajoz, Castellón o Albacete depende —como casi todo— de la voluntad de tres partidos —ERC, Bildu, PNV—, que consideran esos lugares como el extranjero y cuyo propósito final es largarse de España en cuanto puedan; razón por la cual su principal exigencia no es mejorar las condiciones laborales de todos, sino hacer que sus propias regulaciones prevalezcan sobre las del conjunto". Nada de lo que piden las tres fuerzas señaladas implica imponer nada al conjunto de España. Pero queda más lucido contarlo así.

Madrid, reserva espiritual del Universo

Advierto que van ahora dos raciones de nacionalayusismo. La primera la firma Agustín Pery en ABC, en posición de decúbito prono ante la lideresa incomparable: "Por eso no pueden con la Ayuso ni su rebeldía ante el rodillo expoliador. Los descoloca la suficiencia de quien flota por encima del totalitarismo travestido de progresismo. Y no, Madrid pasa de tanto obseso, convencida de que su único apostolado es dar libertad, dejar hacer, dejar pasar, que es lo jodidamente difícil, acoger antes que rechazar, medir a la gente por sus capacidades, por su ansia de crecer y no perderse en la atonía de estos pardales que hoy hasta prohibirían la Vida de Brian, tal es su castrante querencia por imponer, incapaces como son de convencer". Onanismo mental de libro.

En El español, Cristian Campos le dedica a la emperatriz de Sol una jaculatoria con un titular, cuando menos, original: "El putinismo español rodea Madrid para armonizarlo". Todo para llegar aquí: "Si el PP logra convencer a los ciudadanos de que toda España podría ser como Madrid, tendrá las elecciones ganadas. El PSOE responderá a ello exacerbando los pequeños rencores regionales y provinciales. Es decir, el nacionalismo y el cantonalismo. No es fácil luchar contra el orgullo de aldea y campanario". Ni se da cuenta el gachó de que acaba de retratarse, precisamente, como un orgulloso de aldea y campanario.

¿Y cómo va el cruce de guantadas entre Federico Jiménez Losantos y Arcadi Espada? Pues hoy tenemos nuevo capítulo. El latigador de Teruel responde a las tarascadas del enfant terrible catalán: "El columnismo puede ser una notable escuela de humildad, siempre que uno no escriba ante el espejo, en admirada contemplación de sí mismo. Conciliar el culto al Bulli y la propaganda de la Komintern tiene mérito". Acabarán sacando serie en Netflix.