HE aquí un cara a cara entre dos púgiles, dos pesos pesos pesados de la acogida: los veteranos hoteles y la juventud de los apartamentos turísticos que hoy en día están ganando espacio hasta el punto de sentirse ya como los grandes aspirantes al cinturón de los campeones. Estos modelos de estancia turística son una apuesta para el futuro que ganan metros en la carrera de los alojamientos bien por su precio o bien por su cercana ubicación. Carecen, como ustedes bien sabrán, de los lujosos servicios de un hotel pero ese confort de interior compite con las comodidades de la localización y las comodidades de la sensación de hogar propio que transmiten, a nada que uno se sientan como en casa entre esas cuatro paredes.

Pueden ser apartamentos propiamente dichos, o bien villas, chalés, bungalós o inmuebles análogos y según las leyes deben estar dispuestos para su inmediata ocupación y contar con el mobiliario y las instalaciones adecuadas para la conservación, elaboración y consumo de alimentos y bebidas dentro de cada unidad de alojamiento. La localización, ya digo, es uno de los valores más apreciables en este campo.

Más allá de las corrientes imperantes en el Mediterraneo y en las grandes capitales, Bilbao se suma ahora a la legión de las ciudades bien dotadas al respecto, por mucho que el precio del metro cuadrado urbanizable de la ciudad dificulte las operaciones de este tipo. El mercado inmobiliario de Bilbao ha encontrado un nicho de expansión, Olabeaga. El barrio aún no está considerado como el corazón de la villa, la almendra como se dice en algunas ciudades, pero sí es una clara apuesta de futuro de la ciudad. Es ahí donde florecen los campos sembrados de apartamentos turísticos y es ahí donde están poniendo sus ojos las inmobiliarias y los visitantes modernos del nuevo Bilbao.