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El sacacorchos

Jon Mujika

El nuevo mundo

SON testimonio del nuevo mundo que nos rodea, prueba fehaciente de que se han cambiado los estilos de vida, las formas de relación, las necesidades propias del día a día. Son modelos de edificación y urbanización acordes con los ritmos del siglo XXI, levantados donde antaño todo lo ocupaba un estilo funcional y hosco, sin lujos ni adornos. En cuestión de estilos, puede decirse que se ha pasado del mundo férreo al universo Ferrari, de la supervivencia monda y lironda al confort en su justa medida.

La metamorfosis se ha producido poco a poco por toda Bizkaia. En un rincón de allí, en una esquina de acá. Unos apartamentos donde antes había máquinas fresadoras y hornos de fundición, unos jardines por donde antes pasaban unos raíles o el tren de lavado, qué sé yo. No ha sido todo un derrepente sino un goteo. Y en medio de ese paso a paso acaban de aparecer dos promociones galanas, muy atractivas para los tiempos que corren. Una en la calle Uribarri, de Basauri, y otra en la Mina del Morro, dos espacios en los que hace apenas un par de décadas parecía un imposible sembrar belleza entre tanto trabajo duro, entre tantos sudores y esfuerzos.

Habrá –en realidad las hay...– más. Muchas más. Yo mismo, ciudadano de Ametzola, recuerdo las playas de vías y los escombros cuando vine a conocer, sobre plano, una vivienda de futuro, allá sobre los comienzos del siglo XXI. Y luego llegó Miribilla, y más, y más. Parecía un imposible la rosaleda entre aquellas malas hierbas que quedaron tras la reconversión industrial. Y ahí está. Las dos promociones hoy cantadas han sido escogidas por el Instituto de Arquitectura de Euskadi (IAE) como casos de éxito. El asunto no se reduce a que ahora ya se pueda vivir en estos nuevos espacios recuperados del ayer. Lo asombroso del caso es que ahora apetece vivir allí. En el nuevo mundo. l