ENTONCES el campo se llamaba San Paolo (hoy se conoce como el Stadio Diego Armando Maradona) y en sus gradas, como de costumbre, ardía la pasión. Era el partido de ida de la eliminatoria previa de la Champions League, aquel Nápoles-Athletic del último año en que los rojiblancos han jugado en la Liga de Campeones. Era el viejo Athletic que asombraba en Europa por su filosofía pero que no despertaba temores. Cercano el descanso del partido, con Valverde en el banquillo, De Marcos profundizó por la banda y su centro lo remató Muniain. Gol.
Diez años después, de aquella alineación solo quedan dos hombres en activo en el Athletic –el propio Muniain y De Marcos, casualidad, los protagonistas del gol...– y un tercero que no jugó: Ander Herrera. Ya en 2009, en el encuentro de vuelta de la eliminatoria contra el Young Boys, el 6 de agosto, Muniain había anotado el gol de la victoria que dio el pase al conjunto vasco a la siguiente fase, convirtiéndose en el jugador más joven en marcar en partido oficial con el Athletic en su historia. Tenía 16 años.
Quedan cuatro, por tanto, de entre aquellos continentales de la Champions: los tres leones y Valverde en el banquillo. Hoy, cuando el sueño de regresar al paraíso de la Gran Europa alcanza su punto de ebullición tras la brava victoria frente al Girona, conviene recordarlo. A Muniain le pesan más los partidos jugados, las batallas libradas, que los años (hasta diciembre no cumplirá los 32...) y De Marcos vive su enésima juventud. Herrera se fue y regresó. Ahora todos ellos miran la clasificación, más con voracidad que con nostalgia. Se cuenta en las calles del fútbol que este Athletic, el eterno, regresa. Los cuatro quieren tocar el cielo con él.