A de hoy será una Asamblea de Compromisarios del Athletic Club excepcional, como lo es cada momento de la actividad cotidiana desde hace un año. No es preciso incidir en los condicionantes que rodean a la actividad y funcionamiento del club emblema del deporte vizcaino pero sí tener a la vista su existencia e impacto. Lo deportivo, lo económico y lo social están marcados por la incertidumbre como característica principal. En consecuencia, las propias pautas de actuación tanto dentro de la institución como en el entorno social que constituye la familia rojiblanca deberían adaptarse a esa realidad. Ciertos automatismos deberán replantearse tanto entre los responsables de esa gestión -y los términos de la propuesta modificada que se presenta a la Asamblea de hoy indican que así ha sido- como en quienes han querido un papel representativo de la masa social del club. Los aciertos y errores son de quienes asumen la responsabilidad de afrontar las características extremas del momento. Los primeros deberán ser reconocidos y valorados y, los segundos, constatados y corregidos. Los parámetros en los que se ejerza la legítima práctica de la crítica también deben estar tamizados por la responsabilidad de quien la practica. La que se asume con la función de representante de la base social del Athletic lo es, en primer lugar, con la propia institución, su sostenibilidad y la gestión de un caudal emocional y una idiosincrasia que hacen especial al Athletic. La tentación de actuar como sector crítico enquistado por el mero hecho de que la Junta Directiva coyuntural responda más o menos a las afinidades propias tiene un precio. El club no puede estar a merced de esas actitudes. La elección de los gestores ha correspondido a un proceso democrático, tasado y cumplido. Las legítimas sensibilidades pueden ser críticas o laudatorias pero nunca perder la prioridad de estabilidad de la institución. La lealtad es hacia el Athletic Club y lo que representa. Hoy, la pregunta es si es prioritario alimentar una crisis desde el rechazo -aun sin garantía de eficacia en las propuestas alternativas- ahondando en el riesgo de caer en un déficit democrático -por la ausencia de un respaldo explícito de las decenas de miles de socios que, de hecho, ya eligieron en su día en favor de esta Junta- o atender a las circunstancias extremas y salvaguardar la integridad del proyecto, dejando para un futuro debate las filias o fobias de cada cual.