A convocatoria por el lehendakari, Iñigo Urkullu, de una mesa de partidos para analizar -junto a la situación sociosanitaria en Euskadi- la posibilidad de celebrar el próximo mes de julio las elecciones al Parlamento Vasco previstas para el pasado 5 de abril y pospuestas por la pandemia de covid-19 ha sido recibida en tono algo más que crítico desde el primer partido de la oposición, EH Bildu, alegando que las elecciones no son ahora una prioridad. Convendría, sin embargo, matizar. La convocatoria electoral quizá no sea "la" prioridad, toda vez que esta se sitúa claramente en la salud pública, todavía afectada por la transmisión del coronavirus pese a hallarse en situación de (siempre relativo) control. Y quizá también haya que anteponer "otra" prioridad: las consecuencias socioeconómicas derivadas de las medidas de aislamiento social y la necesidad de diseñar modelos y herramientas para paliar los efectos en el bienestar social e impulsar la economía. Pero la convocatoria de elecciones es "una" prioridad en cuanto que del resultado de las mismas depende la configuración del parlamento que debe representar a la sociedad vasca a la hora de tomar esas decisiones y legislar frente a esos desafíos, así como el gobierno que debe articular y llevar a la práctica las decisiones de ese parlamento. Seguir haciéndolo en una situación de excepcionalidad institucional es factible, como demuestra la acción de gobierno durante los 46 días transcurridos desde que el lehendakari decretó el estado de emergencia sanitaria el pasado 13 de marzo, pero eso no significa que sea lo idóneo... aunque en el rechazo de EH Bildu a las elecciones en julio cabría entender un reconocimiento implícito a la labor desplegada por el Ejecutivo. Pero es que además la convocatoria electoral -siempre que la situación sociosanitaria y la opinión científica no la descarten, claro- supondría superar el estado de interinidad parlamentaria que legalmente residencia las decisiones de la Cámara en la Diputación Permanente, lo que ha venido siendo asimismo criticado desde EH Bildu con la petición de creación de otros foros, y daría la oportunidad de contrastar la opinión de la sociedad sobre la gestión pasada y futura de lo que ya se define como la mayor crisis que ha sufrido nuestro país en décadas. No es descartable, por cierto, que ahí radique la razón de que EH Bildu considere inviable enfrentar más de una prioridad al mismo tiempo.