EL nuevo descenso del desempleo en el mes de mayo en todos los sectores de actividad, que sitúa la tasa de paro en los niveles más bajos desde 2009, y sobre todo el aumento del número de afiliados a la Seguridad Social (+17.178) hasta llegar a los 980.267, a menos de dos mil del récord de afiliación de diciembre de 2008, dan continuidad a una tendencia de mejora socioeconómica en Euskadi que se extiende ya de manera ininterrumpida durante cinco años. La previsión de la patronal vasca Confebask de cierre del presente ejercicio con 14.000 empleos más parece asegurarla también en los próximos meses aun si se tiene en cuenta una cierta y siempre amenazadora ralentización de la economía global. Y el informe del BBVA Research que estima un crecimiento económico en Euskadi del 2,2% este año y del 2% en 2020, para dejar la tasa de paro por debajo del 8% en ese próximo ejercicio, a pesar de la incertidumbre mundial y las tensiones comerciales globales, dibuja un horizonte relativamente confiado también a medio plazo. Sin embargo, la tendencia necesita afianzarse precisamente porque Euskadi no es una excepción ante las amenazas externas que afectan cada vez más a todas las economías y sociedades y porque la mejora en las cifras de desempleo aún presentan claroscuros como que el 90% de los contratos de mayo (83.224) fueron temporales frente a los 7.449 indefinidos, aun si estos experimentaron un incremento del 20,26% respecto al mes de abril. La evidente mejora de la situación y el desafío de abonar un desarrollo del mercado de trabajo son dos realidades que no admiten discusión y al mismo tiempo compatibles. Y en esa necesidad y tras la destrucción durante la crisis de 48.000 puestos de trabajo, la industria -que tiene estos días en el +Industry del BEC un referente internacional en la conjunción de hasta ocho ferias- debe ser más proactiva tanto en el ámbito de la producción (con un crecimiento relativo del 0,6% este año respecto a 2018), como en el del empleo (con tres mil nuevos puestos creados el pasado año), pero especialmente en este último. Porque como sector cada vez más volcado en el desarrollo tecnológico que lo mantiene competitivo a través del mayor valor añadido de sus productos, debe ser, mucho más que antes incluso, el principal nicho de estabilidad.