LOS resultados de las elecciones celebradas ayer en Euskadi proyectan, en líneas generales, un mapa político municipal y territorial de gran estabilidad en el que sobresale de nuevo el triunfo inapelable del PNV, que gana mayor poder local, venciendo con holgura en las tres capitales de la CAV y en otros ayuntamientos significativos, y también en las tres Juntas Generales. Puede afirmarse, en consecuencia, que el voto de la ciudadanía ha refrendado la labor de gestión tanto en los gobiernos municipales como en las diputaciones forales liderados por la formación jeltzale durante los últimos cuatro años. Un dato destacable, puesto que, unido a los resultados obtenidos por el PNV en las pasadas elecciones generales y el escaño logrado por Izaskun Bilbao en las europeas -sin duda, un gran éxito que merece ser resaltado-, conforman un respaldo popular más que notable en todas las instituciones, sostenido en el tiempo e incluso en auge. Es más, en prácticamente todos los municipios donde alguna fuerza política había planteado un pulso como alternativa al equipo de gobierno jeltzale -fundamentalmente, Gasteiz, Donostia, Barakaldo o Getxo-, el PNV ha consolidado y aumentado su ventaja. Por su parte, EH Bildu, que parecía pugnar con fuerza en algunos municipios mediante un discurso más moderado y aspiraba, en general, a discutir la hegemonía jeltzale, ha fracasado en la mayoría de los casos -de manera especial en la capital alavesa- e incluso ha perdido ayuntamientos significativos, como Bermeo o Laudio. Mientras, el PSE ha mantenido su tendencia a un alza moderada y aleja el riesgo del sorpasso de Elkarrekin Podemos, conservando sus feudos principales como Portugalete, Eibar o Irun pero fracasa de manera clara en su gran apuesta por recuperar Barakaldo con Alfredo Retortillo. En cuanto al PP, se confirma y agudiza su debacle apuntada en las generales con unos resultados muy pobres en todos los municipios y territorios, lo que revela, visto el constante desapego popular a un proyecto que la ciudadanía entiende como alejado de sus intereses, que el problema de los populares vascos es estructural y va mucho más allá del efecto Casado. Asimismo, los comicios locales muestran la consolidación de algunas candidaturas ciudadanas, que han logrado desgastar a los partidos tradicionales en algunos municipios, demostrando que son un fenómeno a tener en cuenta.