Ocho años no son tantos para renovarse. En televisión se considera quemado a un profesional cuando su imagen comienza a alejarse de la realidad: un año ante las cámaras equivale a cinco en la radio o en prensa. Por sorpresa, nuestra televisión pública va a relevar a Klaudio Landa al frente de la tertulia sociopolítica de las tardes de ETB-2 para encomendarle un espacio satírico de la actualidad en ETB-1. Es un error estratégico, salvo que el objetivo sea rebajar aún más el contenido de debate ideológico y su sustitución por el entretenimiento. Tiempos de éxito hubo en que la programación vespertina eran cuatro horas de discusión política a toda caña. A partir de la próxima semana, solo una hora y gracias. Esto es una despolitización programada que, por lógica vasca, no fructifica en audiencias ni en reputación.

De lunes a viernes nos servirán una ensalada baja en calorías compuesta por un concurso nuevo, una reunión cursi de té y pastas, lo que queda de la tertulia, su versión grotesca y el menú de Ander y Gabriela, resalados. Arantza Ruiz tendrá que moderar el minidebate y resistir las comparaciones con Klaudio. En fin, que hay poco que dialogar y mucho que reír. El humor es una obsesión de los jefes en busca de un filón de oro como Vaya Semanita. De hecho, han rescatado a Javier Antón, uno de sus cómicos.

Entretener es el modelo impulsado por ETB con merma de la información, que es lo más rentable en lo público. De ese estándar es víctima Landa, un hombre bueno y afable que hizo de su manera de ser una profesión. No sé si le echaremos de menos, porque solo cambia de canal e idioma. Se suma a la lista de los caídos por la despolitización programada. Menos mal que ETB estuvo el sábado en directo en la cumbre del G7 de Biarritz, un pequeño lugar de Euskadi demasiado grande para los dueños del mundo.