A creación de una grada diseñada ex profeso para reunir a aquellos aficionados que supuestamente se distinguen del resto por su disposición a elevar el termómetro ambiental de San Mamés, es una iniciativa que no se ha desprendido de la controversia desde que fuera enunciada por la actual directiva hace ya más de tres años. Durante este tiempo se ha asistido a un proceso que desde un inicio y hasta la fecha no se ha atenido al espíritu proclamado por Aitor Elizegi, quien hablaba de “contrastar” con cada socio la reubicación, los traslados y la política de precios que conllevaría la transformación de la Tribuna Norte Baja.

Sin explicación previa del plan al socio en general se montó una campaña personalizada para alentar el cambio de localidad de los afectados que más bien resultó una forma de ejercer presión. En vez de dialogar, consensuar, convencer, se optó por disminuir el número de escépticos y contrarios. Llegó el momento de someter la cuestión a la Asamblea y fue tumbada por un exiguo margen de votos.

Elizegi advirtió que volvería a la carga. Pero la propuesta rechazada y la anunciada por la directiva este jueves apenas guardan parecido. Eso sí, curiosamente la nueva es prácticamente clavada a la del grupo denominado San Mamesen Orroa (SMO), compuesto por los socios que siempre han reivindicado el asentamiento de la Grada de Animación en el centro del fondo norte, tras la portería. Coinciden en establecer el aforo de dicha zona, unas 4.000 personas, el doble de lo que la directiva pretendía antes, así como en la cuantía de las cuotas y en los porcentajes de los diversos grupos que allí se concentrarían.

El único punto discordante se refiere al grado de afectación que implica el desalojo de los socios originales de esa parte del estadio, cerca de los dos millares. La directiva aboga por limitarse a moverlos a otros lugares, mientras SMO opina que debería revisarse la actual distribución del total del cuerpo social. Hay unanimidad en que quienes estando en la Norte Baja no quieran integrarse en la Grada de Animación, donde los partidos se verán de pie, están obligados a dejar su sitio.

Es evidente que la directiva es la gran beneficiada de la jugada, sobre el papel impulsada por SMO, encargada de recoger las firmas para la celebración de la Asamblea del próximo jueves. Desde luego, tampoco SMO sale perjudicado siempre y cuando los compromisarios den el visto bueno a la idea de llevar a cabo la Grada de Animación, objetivo que en sí mismo, sin entrar al detalle, puede concitar una adhesión mayoritaria. Pero si prosperase, seguro que no será con las condiciones que defiende la SMO, pues también una mayoría de los compromisarios se negará a que el problema le salpique.

Por tanto, al no existir más alternativas (la de los afectados no figura en el orden del día) quedaría certificado el agravio que, por las formas y por el fondo, sufren los socios abocados a emigrar contra su voluntad, en teoría sujetos con idénticos derechos y deberes que el resto de los poseedores del carnet rojiblanco. Por no hablar de las compensaciones económicas que para este colectivo sugiere la directiva, una rebaja de sus cuotas por un período de dos décadas que debería ratificar una Asamblea Ordinaria según los Estatutos, cónclave que competerá a la directiva que salga de las elecciones de junio, no a la vigente.

Suele costar enderezar lo que empieza torcido, pero como por lo visto se trata de ponerle la rúbrica a un “fondo mítico que marque tendencia en Europa”, pues nos hallamos en vísperas de asistir a un episodio anómalo, el broche a una gestión caracterizada por la improvisación de sus promotores que puede dejar un reguero de damnificados por el camino. Solo falta, a modo de remate, que Elizegi cumpla su amenaza de “crear una escuela de animadores para el club”.

Y a todo esto, mañana el equipo afronta sin su talismán, Iñigo Martínez, y sin graderío de animación, una cita muy delicada pensando en eludir el riesgo de que la campaña desemboque en la intrascendencia.