SUELE decirse que en el ecuador de la liga ningún equipo tiene asegurada su presencia en competición europea. Desde la óptica matemática es de cajón, puesto que a esas alturas del calendario no se han puesto en juego puntos suficientes como para un equipo sume los 60 que, como mínimo, se necesitan año tras año para participar en la Europa League, el techo que objetivamente cabe atribuir al Athletic, toda vez que la Champions se antoja una quimera. Sin embargo, también es verdad que el balance de la primera vuelta permite calibrar las posibilidades en relación a dicho objetivo, es un momento adecuado para realizar una proyección que, con algún margen de error, señala a los aspirantes más sólidos a figurar en el cuadro de honor allá por el mes de mayo.

Desde la duda razonable que sugiere la candidatura continental del Athletic, resulta innegable que la victoria sobre el Betis, por muy vaga que sea. Ahora, con 18 jornadas celebradas, posee 24 puntos, saldo que desde luego exigiría una mejora en el rendimiento de la segunda vuelta a fin de aproximarse a la cifra mencionada, los 60 puntos. Lógicamente, si fuese capaz de repetir mañana miércoles ante el Real Madrid, entonces habría más motivos para creer que el objetivo es viable. Difícil, pero accesible.

Siguiendo con el razonamiento, la derrota frente al Betis hubiese conducido a la reflexión opuesta, hubiese significado descolgarse peligrosamente, acaso condenarse o casi a la intrascendencia, a sobrevivir el resto del curso en tierra de nadie. De haberse cumplido esta hipótesis felizmente eludida, el Athletic hoy aparecería ubicado en la decimotercera posición de la tabla con 21 puntos. Su suerte estaría echada si se considera que Atlético de Madrid y Real Sociedad, quinto y sexto en la actualidad, poseen 29. Ocho de diferencia es un mundo, casi tres partidos y habría que pensar en que cualquiera de los equipos que le anteceden y particularmente aquellos que ya están colocados entre los mejores, como los dos aludidos, al margen de la ventaja adquirida también estarían en condiciones de elevar sus prestaciones y apuntalar sus opciones en los meses venideros.

Bueno, pues la entusiasta reacción del domingo último en San Mamés ha servido para que la distancia a recortar con el Atlético y el vecino sea de solo cinco puntos. Solo, sí, porque parece mentira que tras tirarse ocho fechas sin oler el triunfo, Europa no se haya desvanecido en el horizonte. Hombre, el Atlético juega mañana miércoles su cita aplazada con el Granada y podría alterar la foto. Y hoy martes es el turno del Villarreal, que recibe al Alavés, y amenaza con adelantar al Athletic, pues posee dos puntos menos. El conjunto de Unai Emery anda retrasado, será por culpa de la exigencia que conlleva actuar en Europa, pero poco a poco ha ido escalando mientras el Athletic permanecía prácticamente clavado porque con empates no se avanza.

Los enumerados, junto al Barcelona y el Valencia, son los rivales directos por entrar en la Europa League. Sin olvidar al Rayo Vallecano y sus 30 puntazos. Real Madrid (43), Sevilla (37) y probablemente Betis (33), se han escapado definitivamente. Tanta concentración de opositores a Europa League constituye un factor a valorar. Varios de ellos llevan tiempo alternando dos frentes, una exigencia que a la Real Sociedad, por ejemplo, se diría que empieza a pasarle factura, pero conviene no olvidar que la agenda del Athletic a corto y medio plazo va a estar más recargada, a causa de la Copa

En definitiva, que no merece la pena desgastarse especulando. Al margen de lo ajeno, lo único importante es y será que el Athletic deje de apuntar y empiece a disparar. Dicho de otra forma, que consiga la regularidad que aún no ha sabido plasmar, porque de lo contrario todo lo que se hable estará de sobra y el simple hecho de mentar Europa sonará a broma.