LA exposición a cargo de Jon Ander de las Fuentes resultó difícil de asimilar para el común de los mortales. El volumen de los datos ofrecidos sin la posibilidad de un análisis previo, la rapidez con que se desgranó y el largo tiempo empleado, no facilitaron la comprensión de lo que se trató de explicar. Si es que de eso iba el encuentro con la prensa, de que esta pudiese luego ejercer de puente con el socio, el intento dejó mucho que desear.

En la historia de club hay más casos de directivas que olvidan de forma consciente que lo que cuentan queda fuera del alcance de la mayoría de la gente a la que se dirigen, de que solo se entera una minoría familiarizada con los números y los balances económicos. Una modalidad de incomunicación que se vende justo como lo contrario y que se ha aplicado tanto en actos informales como en las propias asambleas. Abrumar al personal con datos y lograr que se desconecte es una vieja táctica orientada a que prevalezcan o se fijen en la mente del receptor los mensajes que interesa resaltar. Esta vez el tema nuclear es el covid.

De las Fuentes sostuvo que las pérdidas, las acumuladas y las proyectadas en el corto plazo, obedecen hasta el último euro al daño causado por el virus. De ahí que insistiese en vincular el año en curso y el siguiente, como si fueran un todo, porque el objetivo final consiste en lograr el visto bueno a un criterio más que discutible en el abono de las cuotas. Lo que en un principio iba de cobrar un porcentaje (algo que no se sostiene ni racionalmente ni con los estatutos en la mano) en vez de la misma cantidad a cada socio e incluía un abanico de opciones para la devolución del resto del carnet de 2020, ha derivado en una fórmula que implica el cobro íntegro de la cuota de 2020 con el señuelo de que se abonará un porcentaje muy bajo de la cuota de 2021. O sea, la directiva ingresa el 112% del carnet en dos años, cuando hasta hoy solo se ha podido asistir a cuatro partidos de liga en San Mamés, cuyas puertas quizás se reabran coincidiendo con el inicio de la próxima temporada.

La actual directiva arrastra un problema de origen que no es ninguna broma si hablamos de gestión, una pega que conocía perfectamente cuando concurrió a las elecciones porque fue expuesta con absoluta claridad por la plancha que perdió en las urnas. Por ley, no por capricho de nadie, su capacidad de maniobra está muy limitada, pues aunque el club está más que saneado y luce un patrimonio neto espectacular, que en ello hizo mucho hincapié De las Fuentes, lo cierto es que Elizegi no puede hacer uso del mismo.

Para ir tirando dispone de la provisión de 76 millones que legó la anterior junta, a la que Elizegi añadió una aportación. También ha manejado el ingreso por la venta de un jugador que se hizo durante el mandato anterior y Tebas transigió con que fuese computado en el vigente. Sucede que como gasta y no genera ingresos, cada ejercicio está optando por emplear unos veinte millones de dicha bolsa para cubrir las amortizaciones, recurso con el que no compromete los avales personales depositados por sus directivos a su entrada en Ibaigane. ¿Hasta cuándo?