A calle ha usado esa expresión una y mil veces: el blanqueo de capitales. Así que cuando apareció el Tribunal Vasco de Cuentas Públicas (TVCP) dijo que consideraba limpias las cuentas de Bizkaia a uno le entró un escalofrío, fruto, como pude comprobar tras varias consultas, de mi ignorancia. El blanqueo de capitales o lavado de dinero son, como habrán oído, procedimientos que permitan introducir dinero de procedencia ilícita en la actividad económica legal, con el fin de ocultar su origen. En definitiva lo que hace es convertir el denominado dinero negro en dinero legal o blanco.
Este concepto nació en EE.UU. durante los años 20, cuando los gángster montaron una red de tintorerías, de manera que convertían el dinero ilícito en dinero legal. Lo importante de estos establecimientos no era el de ganar dinero si no el de hacer que lo ganaban introduciendo el dinero negro como beneficios. De ahí viene la expresión.
Uno no se imagina al diputado general de Bizkaia ni a ninguna otra autoridad del territorio metiendo la colada en el tambor y apretando al off. Revisadas las cuentas, y más allá de un puñado de desvíos mal aplicados -ni siquiera los legisladores son capaces de aplicar al pie de la letra la legislación, dicho sea así aunque parezca un trabalenguas...-, el tribunal ha encontrado las cuentas razonablemente limpias. Los más tiquismiquis dirán que eso no es un desenlace feliz de la revisión de las cuentas. Qué quieren que les diga: el único final feliz que conozco, a estas alturas de mi vida, es el fin de semana. Y no todos, por cierto, que también los hay sosainas.
Hay personas tan complicadas en sus pensamientos que cuando se les aparece el príncipe azul que esperaban, resulta que no es justo ese el tono de azul que querían. Qué le vamos a hacer. A veces confunden el paisaje con la naturaleza sin medir que esta última tiene un punto salvaje que reniega, si es que se puede decir así, de la simetría. Una incomodidad como la arena de la playa que no se va de la ropa o los mosquitos del campo que tanto incordian. De acuerdo que el asunto no es para sacar a hombros a quienes ajustaron las cuentas pero los cálculos financieros han quedado bastante claros y evidentes. Tienen buena pinta.