LA compañía que da cuerpo al gran teatro de la vida (usted, tú e incluso yo mismo...) andan, andamos, un punto revueltos y con ese pellizco en el estómago propio de los nervios previos al estreno. Entramos, a partir de hoy, en la última prueba, en eso que llaman el ensayo general. Suena de fondo un saxofón, ese instrumento que habla el lenguaje de los bajos fondos, el lenguaje hastiado y melancólico de la penumbra, sucio, sexy, sudoroso, duro y actores y actrices buscan su sitio en escena, repasando de urgencia el rol que les cayó en gracia.

Entramos ya en un puente de tres días, preámbulo del acueducto de una Semana Santa que se antoja insólita e inédita, habida cuenta que en su ecuador el Athletic jugará una final de Copa frente a la Real Sociedad y que no habrá oportunidad de zarpar en busca de mares distintos a los que acostumbramos a navegar. Vamos, que llega hoy el ensayo general y la semana que viene el estreno de la gran obra sin que podamos hacer lo que por costumbre hacíamos. E incluso aunque hoy se abran las puertas del hotel Carlton, uno de los templos de acogida de Bilbao que llevaba mucho tiempo cerrado, hay que reconocer que mucha gente se encuentra desubicada.

¿Qué hacer cuando uno no puede hacer lo que acostumbra en estas fechas de rienda suelta? Esa es la pregunta. Me gustaría aconsejarles bien, sin error. Decirles, decirte, que escojas actuar, no solo descansar. Escoja la verdad, no la fantasía. Escoja sonreír, no fruncir el ceño. Escoja amar, no pelear. Escoja lo mejor de la vida, y escoja la oportunidad. Por mucho que las leyes y el sentido común invoquen al santo patrón de la prudencia, el consejo es que aprovechen lo que está al alcance de su mano y procure disfrutarlo de una manera distinta a la habitual. Aplicándole el barniz de la imaginación, el día a día puede sorprenderles.