uno de los más furibundos partidarios del Brexit se ha salido con la suya: Boris Johnson ya es primer ministro británico. Hoy por hoy, aun no se ha alcanzado un acuerdo para la salida del Reino Unido de la Unión Europea, pero dado que el verdadero leitmotiv de este esperpento político siempre ha sido el macabro juego de tronos por el liderazgo de tories y laboristas, el objetivo principal está ya en su poder. Él fue uno de los actores principales de la tragicomedia llena de falsedades para convencer a los británicos de las perversas maldades de Bruselas. Y él promovió todo tipo de traiciones contra su antecesora en el cargo, Theresa May, para torpedear el acuerdo firmado entre los negociadores a finales del año pasado. Ahora que duerme en el 10 de Downing Street se va a encontrar con la horma de su zapato, pues, tiene hasta el 31 de octubre para cerrar un acuerdo o para salirse sin ningún tipo de amparo jurídico. Se acabó el teatro y empieza la cruda realidad.

Un periodista que encandiló a Thatcher Alexander Boris de Pfeffel Johnson nació en Nueva York, hijo de padres británicos, por lo que tiene la doble nacionalidad. Periodista de formación, el Daily Telegraph le envía a Bruselas como corresponsal para la Unión Europea. Es ahí donde empieza a destacar por sus dotes antieuropeístas. Su artículo El Plan Delors para gobernar Europa, le convirtió en el periodista favorito de la primera ministra Margaret Thatcher y será la Dama de Hierro quien le reclute para las filas del Partido Conservador. Ha sido alcalde de Londres de 2008 a 2016, durante dos mandatos y ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido desde 2016 a 2018, cargo que abandonó precisamente por desavenencias con su jefa de Gabinete, May, por la gestión de ésta del Brexit. Se ha caracterizado por su descaro, su extravagancia y su facilidad para hacer de las falsedades un arte del engaño. Llegó a escribir en su época de periodista que la UE iba a prohibir los plátanos curvados y que Bruselas regularía el tamaño de los ataúdes. Una capacidad que llegó a las máximas cotas de manipulación cuando protagonizó la campaña Leave por el Brexit, conduciendo el famoso autobús rojo bajo la consigna de que el Reino Unido aportaba semanalmente a la UE 350 millones de libras que de ahorrárselas irían directamente a la sanidad británica.

La hora de la verdad de un mentiroso Pero ahora que ya ocupa el trono, Johnson se ha quedado solo ante la verdad, tan pura como tan dura, de tener que gestionar el Brexit. Y lo debe hacer cuando sus opositores, los laboristas, se han decantado por la opción de un segundo referéndum y, cuando la UE no muestra una sola debilidad para reabrir la negociación. Así le ha advertido ya Michel Barnier, el jefe negociador europeo y la nueva presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que dejó claro en su discurso ante la Eurocámara que puede darse una nueva prórroga, pero que las líneas rojas de la UE seguirán siendo las mismas. Es decir, Johnson puede optar por dos caminos: o acepta el acuerdo que tiene encima de la mesa desde hace más de seis meses y que debería ratificar su Parlamento, tarea nada probable, o lanzarse al abismo de la ruptura sin un solo papel firmado que le ampare internacionalmente para que su país pueda funcionar. Se acabaron las fanfarronadas y la palabrería, ahora debe elegir entre un acuerdo posible o la responsabilidad de lanzar a los británicos a un futuro totalmente incierto. A veces son los más radicales los que mirándose al espejo de la realidad aceptan la situación y se adaptan a la negociación más efectiva. Desde luego, con él ha quedado desactiva el ala de los super brexiters de los conservadores. Su decisión difícilmente será cuestionada por ellos, aunque a su derecha ha nacido una unión por el Brexit que ganó las elecciones europeas. Por eso, si Johnson tiene dos dedos de frente, que está por ver, sería sensato que convocara elecciones generales para saber lo que opinan los ciudadanos de la salida de la UE. Conservadores y Laboristas deberían llevar a las urnas un programa de gobierno que explicara claramente lo que quieren hacer para salir y qué relación posterior quieren tener con la Unión Europea. De lo contrario seguirán engañando a su pueblo.