N Moncloa deberían estar menos a planificar las fotos de los próximos tres días y más a concretar el contenido de unas cuentas que van a llegar tarde. No es una tragedia, mientras lleguen, pero ya ha pasado la hora de escenificar citas de sofá y toca gastar lápices haciendo números, mostrándolos a quienes deben ser sus socios y no marear la perdiz. Tenía razón la presidenta Calvo la semana pasada cuando decía que antes del con quién es el qué de los presupuestos. Ahora solo falta que actúe en consecuencia porque el con quién viene después y tampoco es menor y ni puede ser un trile. A mí ni me parece mal ni bien que Iglesias se reúna por su cuenta con los partidos que quiere agasajar -EH Bildu y ERC-. Me parece de la misma importancia que cuando, el sábado, hablaba de unos presupuestos asociados a un "horizonte republicano"; es decir, inocuo. Iglesias lanza caramelos a la afición, pero no es la ventanilla de los presupuestos aunque sea el más interesado en que parezca que tiene las llaves mientras sigue cerrada. Pero ni ha hecho números ni los hará. En eso ha elegido bien a sus interlocutores: tampoco ellos los han hecho a juzgar por sus propuestas. Que son muy necesarias -territorialidad, diálogo con Catalunya, acercamiento de presos, etc— pero no van a pagar las facturas. Porque hablamos de presupuestos, oiga.