O acabo de ver que impedir el acceso del cinéfilo a Lo que el viento se llevó nos haga mejor personas. Me parece más útil contemplar el trabajo de la primera afroamericana que obtuvo un Oscar -Hattie Mcdaniel- y acompañar la visualización del filme con la advertencia de que no se le permitió entrar a recogerlo por su condición racial. Hay un espacio entre borrar el pasado y hacer apología de él. No concibo que se prohíba El acorazado Potemkim porque en la Rusia soviética hubiera gulags o Con faldas y a lo loco porque ironizara con la condición sexual y los tópicos machistas y clasistas. Quizá deberíamos preocuparnos más de darnos herramientas de conocimiento, de sensibilidad y de capacidad crítica para que tengamos sociedades más empáticas y menos correctas. Cuando los Rolling Stones publicaron en 1966 Aftermath incluyeron un tema que provocó un pequeño revuelo de los que duran dos minutos. Su hoy célebre Paint it Black -una joya del rock que habla sobre los sentimientos depresivos que provoca la pérdida de un ser querido- sufrió un error tipográfico en su primera impresión y a alguien se le coló una coma: Paint it, black. A lo peor fue una broma racista del impresor, pero quien se ofendió no dedicó tiempo a contrastarlo. Una tormenta en un vaso de agua y un estado de cosas. La convicción tiene muchas formas. Incluso intolerancia.