Como cínicamente exclamaba el famoso gendarme en Casablanca, “¡Qué escándalo, aquí se juega!”. El Gobierno de Israel ha reconocido que maniobró como solo ellos saben hacerlo para conseguir que su representante en Eurovisión consiguiese el mayor apoyo en las votaciones “populares”. Este festival lleva años siendo la continuación de la guerra por otros medios, y no hablo de música, por muy terrorífica que sea. Que lo es, en general. Y como nos enseñó desde hace tiempo Uribarri, las votaciones responden a intereses ajenos a las canciones y sus intérpretes. La eurofarsa.
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