Las parrillas de programación de la tele convencional, también llamada generalista, tiene su oferta televisiva fundamental en los informativos y los programa magacines, que atraen la audiencia y consecuentemente la publicidad, el beneficio, y el correspondiente negocio. Los manejadores de las parrillas buscan desesperadamente profesionales poderosos que actúen de tractores de los oyentes, en el esfuerzo diario de atraer a las voces e imágenes de quienes son artistas del comunicar. En el momento actual de la tele, los programas de tarde, mañana, tarde y noche se construyen en torno a la presencia de un presentador/a que conducen espacios de más de tres horas en un ejercicio asfixiante de comunicación mediática, y que deben garantizar el éxito del programa ómnibus de cada empresa. En el panorama de nuestros días, dos conductores de magacines, de variado estilo, copan las audiencias, en dos ejercicios de estilo contrapuesto, jóvenes y modernos en su ejecución y variados en target o perfil de las audiencias. Pablo Motos y David Broncano, uno en tele abierta y el otro sometido al pago por ver, ofrecen dos maneras de hacer tele distinta y distinguida, cada uno a su manera, y los dos cuidando público y contenidos. Programas de larga duración, necesitados de muchas voces, contenidos y profesionales para llenar varias horas de emisión, manteniendo la escucha millonaria de un personal identificado con el presentador y presto a cambiar de canal frente a la novedad o innovación de estilo y contenidos. Dos estilos: Pablo Motos sosegado y lleno de ponderación, David Broncano, agitador de público y heterodoxo en las formas, conducen con señas de identidad estudiadas los espacios de una tele de éxito y triunfo.