MADS Pedersen es el mejor en este tipo de llegada y lo ha demostrado en Limoges. Era un final muy diferente aunque se tratara de un esprint. No sólo contaba la punta de velocidad, sino también la aceptación del ácido láctico en las piernas. Es una victoria que dice mucho del danés, capaz de someter a Philipsen, el mejor llegador de este Tour. Eso le da aún más valor a su triunfo. Hablamos de un ciclista, Pedersen, que cuando logró ser campeón del mundo se decía que no se lo merecía y poco menos que se lo habían regalado. Sin embargo, su rendimiento está desmintiendo aquel pensamiento. Pedersen luce un palmarés importante. Eso no es casualidad. La etapa también nos ha mostrado que en cuanto se aprieta el ritmo, Pogacar y Vingegaard siempre están bien colocados. No quieren sorpresas. Una vez más, hemos visto cómo se las gasta el Tour. En un final con tensión se suelen dar caídas. Les ha tocado a Mikel Landa y a Simon Yates. El tiempo perdido es prácticamente irrecuperable salvo que te cojas una buena fuga. Creo que Landa no está para pelear por el podio este año. En ese sentido, pienso que debe cambiar el chip y centrarse en buscar una victoria de etapa. Si lo consigue será un buen Tour para él. En cuanto al duelo que espera en el Puy de Dôme entre el danés y el esloveno, veremos quién suelta a quién. Para mí Pogacar sigue siendo más favorito, pero a Vingegaard, que es el líder, le vi muy bien en el Marie Blanque. El Tour, salvo accidente, es una batalla de los dos. El Puy de Dôme tal vez pueda aclarar algo. No quiero olvidarme de Cavendish. Ha tenido que dejar el Tour por una caída. Perseguía el récord de Merckx, pero estas marcas no dependen de uno. El Tour es impredecible.

El autor es director deportivo del Grupo Eulen-Nuuk.