LAS miles de personas que estos días han salido a la calle y han bloqueado carreteras en Brasil pidiendo un golpe de estado militar en su propio país para evitar que el vencedor de unas elecciones ejerza su mandato ilustra el grado en el que el fascismo genuino, el fascismo sociológico podríamos decir, ha calado en amplios sectores de la población en el mundo. Se suponía que el pueblo hacía revoluciones, no que inducía a involuciones armadas. Estos facciosos también son “el pueblo”. Es la evidencia de que la democracia representativa es mucho más que contar votos. Y que defenderla es revolucionario. l