EN cuanto Iñaki Williams transformó aquel pelotazo en gol me vino a la memoria el partido de hace poco más de un año, exactamente el 27 de agosto, pues otro pelotazo y tentetieso también acabó en las redes de la portería del Eibar. ¿Recuerdan? Williams precisamente enganchó el balón que caía como un ovni allá junto al córner derecho, lo puso en el área y el vigoroso Aritz Aduriz remató de cabeza: 0-1, a casa y José Ángel Ziganda más contento que unas pascuas y sin remilgo alguno ponderando su agudeza al apostar por el fútbol directo en un campo áspero como Ipurua y ante los bizarros hombres de Mendilibar. Eso sí. Kepa Arrizabalaga estuvo inconmensurable ese día y ahí comenzó a forjar su rico futuro, y el Athletic el negocio del siglo tras su fuga al Chelsea por la cifra récord para un portero de 80 millones de euros.

El técnico navarro, como saben, acabó convertido en un auténtico veleta, los malos vientos le arrastraron por peores caminos y Urrutia le despidió al acabar la temporada. Pero aquel día, al menos, acertó optando por el once más espartano, alto y fuerte posible. A saber: Kepa, Bóveda, Unai Núñez, Laporte, Saborit, Williams, San José, Vesga, Córdoba, Raúl García y Aduriz.

De aquella alineación, un año después tan solo han repetido Williams, Raúl García y Aduriz. Curioso. Podemos añadir a San José, que salió mediada la segunda parte. Pero sobre todo lo que ha cambiado es el mensaje. Hasta ayer, se entiende, cuando Berizzo no tuvo otra que justificar el “fútbol directo” de sus muchachos apelando a las circunstancias. Es decir, la incapacidad manifiesta de construir el juego con la posesión del balón o siquiera mostrar la misma agresividad en cada pelota dividida, porque el Eibar también ganó en intensidad. Berizzo sustituyó a Muniain, prácticamente inédito, y se retiró con el rostro desencajado por la frustración. Finalmente, el entrenador mostró sin rubor todos sus miedos cambiando a Unai López por un defensa central (para él) como Nolaskoain en el minuto 92.

La directiva rojiblanca contrató al técnico argentino buscando en cierto modo recuperar los modos de el Loco Bielsa, aquel universo que todavía convoca suspiros de añoranza, y de momento solo se aproxima al maestro en el discurso florido.

Después de nueve partidos el Athletic camina rumbo a la calamidad con paso aún más firme que en la época de Ziganda. La importancia que se da al empate frente al equipo modesto por antonomasia no hace otra cosa que corroborar la deriva: una sola victoria, en la primera jornada, ante el Leganés (2-1), en San Mamés y de chiripa, con un tanto de Muniain en el último minuto. Después, únicamente se han sumado cinco de los 21 puntos disputados.

Todavía es peor si se mira desde otra óptica. Ese cuento chino que nos largaron después de sonrojar a la hinchada en el partido contra la Real Sociedad. Prometieron propósito de enmienda y uno imaginó que al menos le echarían las mismas ganas que pusieron los del Eibar, pero tampoco. Solo hubo un ejercicio de supervivencia.

Berizzo sí sorprendió con el cambio en la portería dejando al personal atónito. Si hace un año Kepa Arrizabalaga sostuvo la victoria, Iago Herrerín se encargó ayer de amarrar el empate. De acuerdo, pero ¿no habíamos quedado que Unai Simón se había ganado a pulso la titularidad al asumir con encomiable sobriedad la responsabilidad contraída tratándose de un neófito? ¿Acaso no cubrió con éxito la desafección de Alex Remiro, presunto sucesor de Kepa y defenestrado por su negativa a renovar según la oferta de la directiva? ¿Es ahora Simón el suplente? ¿Alternará Berizzo a los dos en plan Salomón el justo?

¿Dejará de cometer penaltis Iñigo Martínez, al menos con tan asombrosa regularidad? Porque esa es otra. El fichaje más caro en toda la historia del Athletic resulta que se ha convertido en un flan, y no solo transmite su inseguridad a los compañeros, sino que además ha contribuido de forma evidente al declive del equipo.

De aquel Athletic descarado y sin complejos que arrancó un empate en el Camp Nou apenas quedan las rayas de la camiseta, pero pardiez que lo vimos. Quizá Berizzo, en su conocimiento exhaustivo del percal, ha modificado sus planes para superar las apreturas. Es decir, bien tapaditos atrás y a la pelota que le den pomada, por muy encabritado que se ponga Muniain, y sea ante el Eibar o contra el Rayo el miércoles. Se trata de evitar el descenso. Porque este es el objetivo del Athletic.