eran los tres de darse importancia, y juntos ni te digo, aunque la confianza que generaban entre sus paisanos era más bien raquítica. Hoy, a tenor de los datos hechos públicos por el Instituto Vasco de Estadística-Eustat en su última Encuesta sobre capital social 2017, son las profesiones que menos confianza siguen generando entre los vascos. Sí, sorprende la ausencia de periodistas y tertulianos como farolillos rojos en este ranking, pero ¡en fin! otra vez será.
Por el contrario, si fuera jovencita y tuviera que elegir estudios/profesión siguiendo la estela social de valoraciones, estudiaría con ahínco para médica, profesora o investigadora. No sé si económicamente sería rentable mi elección, pero gozaría de confianza y alta estima entre mis conciudadanos.
Militares profesionales por estos lares hay pocos porque sus cúpulas se han convertido en endogamias de ilustres apellidos y aquí la tradición reciente juega en negativo, entre otras razones por el amargo retrorecuerdo franquista.
De los curas que eran “la última palabra” y hasta fechas no tan lejanas hacían carrera (social y económica) de provecho, se ha pasado a que viven en precario (los curas, no los monseñores) y juegan a la defensiva por la pederastia, los abusos y otras barbaridades cometidas por unos pocos que pagan a escote entre todos.
¿Y los políticos? Además de ser valorados como los menos de fiar, ellos mismos se quejan de estar siempre expuestos al “quedecir” público y que considerando sus responsabilidades no están peor remunerados que lo estarían en el sector privado. Aunque los patrimonios de muchos políticos y los emolumentos últimamente publicados de algunos ediles den qué pensar sobre esta autovaloración de su baja remuneración, podríamos aceptar que es cierta, planteándonos de inmediato la paradoja: si se consideran mal remunerados y mucho peor valorados socialmente, ¿por qué tantos codazos y hasta tortazos por ascender en la lista y ocupar poltrona? Más de uno/a dirá que es porque el tomaycalla está en esta ventanilla? A no ser que sean masocas sociales, que es otra posibilidad, pero lejana, porque recientemente en un blog me encontré 21 maneras de ganar dinero sin hacer prácticamente nada o que requieren poco esfuerzo; para mi sorpresa no figuraban ser ni guardia, ni cura ni político.
Dejen que comparta mi temor de que esta mala valoración y falta de confianza de los vascos en políticos, curas y militares no marca tendencia social ni tendrá efecto práctico corrector alguno, porque seguramente pasará como con la encuesta realizada en mayo de este mismo año por Ipsos Global Advisor, con datos de 20.793 personas de 28 países distintos y en donde el 37% de los españoles encuestados afirmó que la eliminación de la monarquía en nuestro país sería “lo mejor que nos podría pasar”. ¿Han visto algún movimiento en el tablero social para dar jaque al rey?... Pues eso. Seguiremos inscribiendo propiedades inmobiliarias a monseñores, temiendo a los militares y votando a políticos que quieren serlo a pesar de su mala fama ¿Por qué será?