EL plan funciona. Las piezas encajan, el equipo logra puntos y el jueves arranca la fase de grupos de la Europa League tras sellar la clasificación sin problemas. Era un inicio duro, difícil y prematuro. No había mucho tiempo para ensamblar las piezas y la consigna era clara. Kuko y su grupo de colaboradores tenían que dotar a la tropa de las armas necesarias para sentirse cómodos y abrazar una idea a la que agarrarse en este comienzo con demasiadas curvas. El abc futbolístico entra en escena sin rubor y ante la necesidad de ser fiables a las primeras de cambio.

La propuesta no es atractiva, en eso estamos de acuerdo, pero sí muy efectiva. El equipo se arma atrás y no recibe goles. Esto no es tan sencillo, hay quien acumula gente en la retaguardia y, sin embargo, recibe goles. Eso quiere decir que el trabajo está teniendo su efecto. Los rojiblancos igualan uno de lo mejores arranques muchos años después y dejan la puerta a cero. El último portero que mantuvo la meta así tras las tres primeras jornadas fue Vicente Biurrun.

Más mérito tiene además si sumamos a estos números el hecho de la participación de prácticamente la totalidad de los jugadores del primer equipo. El míster cambia cinco jugadores de un encuentro para otro y no se nota nada de nada. Tal es así que dos chavales han debutado y son uno más de la familia con los mismos de derechos que todos los demás. Orejas tiesas del personal, cualquiera puede ser de la partida en función de quién y cómo juegue el de enfrente o del planteamiento propio.

Ziganda lo tiene muy claro. El Athletic sabe comportarse defensivamente y solo hace falta comprobar cuál será el rendimiento ante equipos llamados a pelear por las zonas nobles en los diferentes torneos. En breve tendremos una buena piedra de toque con el Atlético, pero antes hay que viajar a Berlín y empezar a sumar para pasar sin apuros a la siguiente ronda. El grupo, a priori, no es complicado pero el transcurso de los partidos nos dará las claves. De momento, Kuko lo tiene todo bajo control. @monjeondavasca