EL déficit se ha convertido en la espada de Damocles para el Gobierno español, mientras que la banca choca contra la pared que pretende levantar Alemania en torno a la deuda. Ambas ideas serán protagonistas en Bruselas durante los próximos días y pondrán contra las cuerdas al Gobierno español en funciones y al sector bancario, salvo que algún sortilegio o pócima milagrosa impidan, por un lado, que España sea el primer país de la eurozona en ser sancionado por el incumplimiento del déficit, y, por otro, que la banca tenga que hacer nuevas provisiones al perder la deuda pública su condición de activo libre de riesgo, tal y como exige Alemania para avanzar en la Unión Bancaria.
En ambos casos la situación no es muy favorable para los intereses españoles. Veamos el primero. Luis de Guindos pretende aumentar en uno o dos años el plazo para reducir el déficit público. Argumentará para ello que el incumplimiento en 2015 se debe a causas ajenas a la voluntad del Gobierno, pero la Comisión estima que las previsiones presupuestaria de Rajoy eran erróneas y que la reforma fiscal fue electoralista y a destiempo, como ya adelantó en el pasado otoño el comisario Pierre Moscovici, quien recibió entonces fuertes críticas desde La Moncloa y ahora, vistos los datos, señala que ha sido utilizado como chivo expiatorio.
SANCIÓN Y PRÓRROGA. Las negociaciones apuntan hacia la prórroga pero con el añadido de una sanción. Un pésimo precedente en el devenir histórico español en la UE. Visto con objetividad no deja de ser el corolario a la estrategia electoralista de Rajoy que antepuso sus intereses políticos y personales mediante un rebaja fiscal improcedente. ¿Cómo, si no, se explica que siendo la economía española una de las que más ha crecido (según el propio Rajoy) tenga uno de los mayores déficits públicos europeos y no lo reduzca consiga reducir al ritmo pactado con Bruselas?
Ahora, cuando despunta una desaceleración económica en Europa, el Gobierno español (en funciones) tiene que presentar en los próximos días el nuevo Programa de Estabilidad que será analizado por la Comisión y solo después se conocerá si hay sanción y su cuantía. Moscovici ya ha adelantado que el margen de maniobra es escaso. Es decir, habrá sanción al tiempo que prórroga en el calendario para reducir el déficit, lo cual no es un consuelo porque la sanción, en sí misma y con independencia de su cuantía, significa un descrédito para Rajoy, que aspira a seguir como presidente del Gobierno, así como un obstáculo insalvable para quienes pretenden aumentar en 60.000 millones de euros el gasto público.
BANCA Y DEUDA. Por otra parte, el sector bancario tiene que hacer frente a nuevas turbulencias. Alemania quiere impedir cualquier veleidad bancaria en la compra de deuda pública que, en los últimos años, ha supuesto un beneficio añadido de 5.000 millones de euros para el sector español. Para ello, Wolfgang Schäuble, ministro alemán de Finanzas, propone limitar la compra de deuda pública y retirar la condición de activo libre de riesgo. Se trata de penalizar la deuda con provisiones que, en el caso de las entidades españolas, pueden ser muy cuantiosas habida cuenta que tienen títulos por valor 240.000 millones de euros, más que Alemania o Francia, pese a las diferencias en el tamaño con estas economías. Más aún. Resulta que mientras los bancos alemanes y franceses mantienen la misma cantidad de deuda pública doméstica, los españoles incrementaron sus compras en los primeros años de la legislatura de Rajoy, gracias al denominado carry trade (operaciones de caja en la que los bancos aprovecharon el dinero barato del BCE para comprar y revender deuda pública).
Así las cosas, la banca consiguió jugosas plusvalías, pero ahora tendrán que hacer frente a las exigencias alemanas, avaladas, en cierto modo, por el propio BCE, cuyo presidente ha cargado contra estas prácticas al señalar que las nuevas líneas de liquidez deben ser utilizadas en la concesión de créditos a la economía real.
En estas circunstancias, un parlamento incapaz de consensuar un nuevo ejecutivo y un Gobierno en funciones sin credibilidad no son los mejores avales para salir del trance.